domingo, 4 de noviembre de 2007

You Learn

Ahi, cerquita...entre luces pequeñas...se encontraba ella
cantando you learn

Ahora shhh escuchemos...



LA POLILLA Y LA LUNA




“La vida es una lección, a veces dura, a veces dulce, a veces letal; pero siempre hay algo que aprender de ella, y por eso estamos aquí…”.

Atolondrada pero entusiasta, la pequeña polilla había nacido para dar culto a la luz. Desde que nació, su instinto despertaba cada vez que una bombilla se encendía para darle su luz y calor, además de que le permitía reunirse en mutua danza con sus hermanas. Todos los días, la pequeña polilla sabía que tenia que ocultarse y buscar un refugio para su descanso hasta que de nuevo las primeras estrellas del cielo se asomaran para empezar el ritual de la luz. ¡Ah! ¡Como quería la pequeña polilla danzar alrededor de la luna! Lo había intentado tantas veces pero nunca llegó a elevarse lo suficiente para alcanzar de cerca sus destellos. Muchas veces preguntó a otras polillas sobre otras luces que no fueran simples bombillas, pero siempre obtenía la misma respuesta: “La luz que no es artificial es la muerte para nosotras...” ¡Pero no quiero tan solo danzar para las bombillas el resto de mi vida, quiero danzar para la Luna! decía con frecuencia la pequeña polilla. Pero nadie la escuchaba. Mas su ambición por algo más grande pudo más que la conformidad de lo seguro y la pequeña polilla rompió con las reglas de lo permitido instando a otras polillas a unirse a ella en su búsqueda de danzar para la luz de la luna. Así que consultó a la polilla más vieja de todas quien le dijo que existía una preciosa luna resplandeciente que casi todas las noches lanzaba luces de colores, pero tenía que buscarla en el santuario donde los hombres hacían cantos a la luz. ¿El Santuario? ¿Acaso ahí encontrare lo que tanto busco? Si, le respondió la vieja polilla, pero debes tener cuidado, porque tan pronto como te distraigas de tu meta, encontrarás la muerte. Así le ha sucedido a toda polilla que intentó llegar a la Luna. Sin más retraso, la pequeña polilla invitó a sus aliadas y emprendieron juntas su aventura. Durante días y días volaron evadiendo la lluvia, el viento y el día, hasta que por fin triunfantes llegaron al lugar tan buscado. La pequeña polilla era la que más rápido había volado, pues su entusiasmo era tal que no podía permitir que otra polilla se le adelantara.



Durante horas esperaron a que la noche cayera para que por fin la puerta del santuario se abriera y así descubrir el tan preciado secreto para llegar a la luna. Y así sucedió... La gran puerta abrió y el pulpito de personas ingreso al enorme templo y junto a ellas todas las polillas hicieron su ingreso con desconfianza. La pequeña polilla no daba crédito a lo que veían sus ojos... A lo largo del largo pasillo, miles de pequeñas lucecitas titilantes formaban un hermoso corredor de luz que terminaba en un altar coronado por un hermoso claro de Luna que manaba desde las alturas... ¡Irradiaba luces de colores y bañaba el altar de calidez! Y estaba a tan solo unos metros de distancia... ¡Por fin haré mi sueno realidad! se dijo la pequeña polilla. ¡Y danzaré con respeto y entusiasmo para la luz más pura y hermosa de todas! Pero no había terminado de pensar esto cuando se percato de que se había quedado atrás.. Las otras polillas se habían abalanzado con locura hacia las cientos de lucecitas danzarinas que parecían llamarlas con gran seducción. Ninguna otra polilla se había percatado de que la luna estaba esperando por ellas al final del santuario. ¡Esperen! ¡No se desesperen, no gasten energías en esas luces cuando la más hermosa de todas espera por nosotras! Pero ninguna la escuchó. ¡No puedo creer que siendo yo la mas entusiasmada, terminara siendo la ultima en quedarse! Pensó. Así que de inmediato y sin perder más tiempo voló tan rápido como pudo en dirección al altar. En la medida que cruzaba el pasillo entre las pequeñas luces, noto que ninguna de sus amigas estaba danzando alrededor de ellas. Las pequeñas lucecitas eran tan hermosas y parecían tan cálidas... Su luz era resplandeciente y mil veces más pura que la de las bombillas. Casi sintió la necesidad de danzar alrededor de ellas, pero aunque su deseo era mucho, no se lo permitió, pues sintió que debía ser leal a su sueno inicial, así que prefirió obviar tan hermoso espectáculo y no dejarse tentar por aquellas lucecitas danzarinas que parecían llamarle y provocarle ser parte de su danza. ¡Que maravilloso! pensó la pequeña polilla... ¡Danzar para luces danzantes, eso jamás se lograría con la opaca y lánguida luz de las bombillas! Por fin se acercó al altar y observó en las alturas el gran rosetón de vidrio que coronaba la gran cúpula con sus vidrieras que como una gran lupa aumentaba majestuosamente el tamaño de la luna y sus destellos de luz se transformaban al atravesar el cristal en un paisaje de mil colores. La pequeña polilla no podía más que llorar de la emoción de ver que por fin se cumpliría su sueño. La Luz de la luna era más hermosa de lo que jamás alguna vez imaginó, pero en cuanto estaba por iniciar su ascenso para llegar hacia ella, una gran vela de tamaño descomunal en la parte superior del altar se cruzó en su camino. Era la vela del Cirio Pascual cuya luz era tan tibia y tentadora que no pudo resistirse a danzar primero para ella, aunque fuera por un momento. De todas formas tenia tiempo antes del amanecer, pensó. Su distracción la confundió y el resplandor de su luz de inmediato la cegó sin permitirle saber cuanto acercarse mientras danzaba de allá para acá sin cesar. Sus alas empezaron a quemarse y antes de poder darse cuenta de lo que sucedía se desplomo lentamente en círculos hasta caer sobre la palma de una mano que parecía recibirla en su final. Desde aquel lugar en las alturas, la pequeña polilla tan solo alcanzó a mirar en sus últimos momentos el panorama aterrorizante de todas sus compañeras esparcidas ya sin vida sobre el suelo del pasillo por el que se habían arrojado para danzar con las pequeñas lucecitas que colgaban sobre el techo de aquel templo. Al final de cuentas ellas también habían cometido el gran error de dejarse seducir por luces traicioneras y sus alas se habían quemado. Ahora ya no podía más que comprender porque aquella polilla vieja le había mencionado sobre toparse con la muerte al no concentrarse en lo que realmente buscaba.
La pequeña polilla cerró sus ojos con el último recuerdo de aquélla hermosa luz de Luna que aguardaba por ella para danzar con sus luces de colores.

Dentro del caos

Encontrar puntos de fuga dentro del caos



Tardes de RADIO

Verano 2003. Mucho calor. Arena, Sol.
En la radio.
Se ve a lo lejos el sol caer, una tarde preciosa. El reflejo sobre el mar.
Y ahi sin que nada moleste sin que nada exista, mas que el sonido de esta cancion.

Disfrutenla...
Sinead O'Connor "No Man's Woman"


sábado, 3 de noviembre de 2007

Solo pido que me veas

Pequeñas cosas a nuestro alrededor que no vemos.

Muchas veces nuestra vida se rodea de cosas pequeñas que solo nos pide
que las saludemos....
Quizas nos muestren algo diferente.




Escapar

¿Me quedo o me voy? La pregunta eterna. Relaciones, trabajos, ciudades. Todos nosotros pasamos algún tiempo ante esa puerta. Y ¿Cuántas veces no nos hemos escapado sólo para mirar hacia atrás lamentándonos?

Mientras caminamos hacia adelante en la vida, nos debemos preguntar si esta carrera, este amante, esta casa es una luz roja; o algo por lo que debemos luchar. Una pregunta que debemos hacernos es, "¿Me estoy rindiendo por algo pequeño?" Podemos estar con la persona perfecta, o tener la situación perfecta de trabajo y rendirnos porque sucede algo pequeño que probablemente no recordaremos dentro de un mes o dentro de un año.

¿Por qué puerta estás pensando pasar hoy?